Enfoque Culturalmente Sensible sobre la Violencia de Género:
Reflexiones en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Cada veinticinco de noviembre, el mundo conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fecha que nos recuerda la urgente necesidad de abordar un problema que afecta a millones de mujeres y niñas en todo el planeta; actualmente, el término de violencia contra la mujer se encuentra claramente definido como todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.
La violencia de género no es solo un fenómeno social; sino que se trata de un síntoma de desigualdades profundamente arraigadas en las estructuras culturales, sociales y económicas de las sociedades, en ese sentido, resulta esencial adoptar un enfoque culturalmente sensible que reconozca y respete las diversas realidades y tradiciones de las personas o comunidades que viven inmersas en ese ciclo de violencia.
En México el ordenamiento jurídico que conceptualiza la violencia de género es la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida Libre de Violencia, misma que señala diversas formas de esta, como es la violencia psicológica, física, patrimonial, económica y sexual.
Para poder entender la violencia de género, es necesario definir sus tipos y modalidades, siendo éstas complejas e ilimitadas, mismas que se presentan a lo largo de la vida de las mujeres, en todos sus ámbitos de acción como lo son el ámbito familiar, laboral o docente, la vida en comunidad e institucional.
Estrechamente vinculado a lo anterior, resulta ser que la violencia cotidiana a la que están expuestas todas las mujeres, es ejercida por desconocidos, familiares, incluso amigos; entre las principales manifestaciones de la violencia encontramos comúnmente: insultos y frases alusivas a la sexualidad y el cuerpo de las mujeres, tocamientos en contra de la voluntad de las víctimas e intimidaciones de tipo sexual, acoso sexual, violación, trata y explotación sexual, hasta llegar al grado más grave de manifestación de la violencia que es el feminicidio. Sin lugar a duda, las mujeres sufren de manera particular la inseguridad y la violencia, a menudo estas manifestaciones están influenciadas por normas culturales y sociales que perpetúan la desigualdad de género.
Para combatir efectivamente la violencia de género, es fundamental entender como el marco normativo de las naciones varían entre diferentes culturas y contextos, como muestra de lo anterior podemos señalar a la Convención sobre la Eliminación de Todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (1993), Plataforma de acción de Beijing (1995), Convenio del Consejo de Europa sobre Prevención y Lucha contra la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Doméstica y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém Do Pará).
Por lo tanto, un enfoque culturalmente sensible implica reconocer y respetar las creencias, prácticas y valores que se dan en forma diferente en cada país. Esto no significa aceptar la violencia de género como parte de la cultura, sino más bien comprender cómo las tradiciones y las normas sociales pueden influir en la percepción y respuesta a la violencia.
La participación de las mujeres y hombres es crucial para el éxito de cualquier iniciativa contra la violencia de género, considerando las experiencias de aquéllos que han sido directamente afectados.
Para erradicar la violencia contra las mujeres, es importante la educación como una herramienta poderosa para desafiar y cambiar las normas culturales que perpetúan la violencia de género, utilizando programas de sensibilización que aborden los parámetros de comportamiento que permitan dar un mensaje culturalmente más apropiado sobre el tema.
De igual manera, es fundamental la promoción de modelos positivos, como talleres informativos, protocolos de actuación para víctimas de violencia que deben seguir las autoridades, prácticas que deben aplicarse cotidianamente en la administración de justicia, específicamente, en los Juzgados Especializados en violencia contra la Mujer, órganos especializados, que deberían instaurarse en forma internacional de manera igualitaria, siendo un dato importante mencionar que actualmente los únicos países alrededor del mundo que cuentan con juzgados especializados en violencia contra la mujer son: España, Brasil, Ecuador, Bolivia, Perú, Uruguay, Argentina y por supuesto México. La visibilización de estos modelos puede contribuir a la creación de un entorno social más solidario, respetuoso y equitativo.
Es importante destacar una colaboración más estrecha entre los países para poder enriquecer estrategias de prevención y protocolos para erradicar la violencia de género.
En conclusión, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer nos invita a reflexionar sobre la necesidad de reconocer y respetar las diversas realidades y desarrollar soluciones accesibles y sostenibles para avanzar a un mundo donde mujeres y niñas vivan en igualdad de condiciones y libres de violencia.
Dra. Verónica Gloria Acacio Trujillo